Por muchísimos años nos han dicho que somos malos, pecadores, culpables, que tendremos que ir al infierno, que vendrá el viejo del costal y nos llevará, o nos muestran a la muerte muy seria, fría, seca, sin colores y con una guadaña o machete lista para quitarnos la vida cuando ella lo quiera y en cualquier momento.

La tristeza, el remordimiento, la angustia, las culpas los resentimientos, los temores, miedos hacia lo desconocido muchas veces nos dejan sin fuerza y débiles para ver la vida positiva y con la esperanza de que nos vaya mejor a todos.

Si hubiéramos tenido desde un principio dignidad nunca hubiéramos dejado que otros nos lavaran el cerebro por tanto tiempo, así mismo nunca hubiéramos llegado al momento de necesitar un psiquiatra para solucionar nuestros propios problemas desde el punto de vista de él y no desde el punto de vista de nosotros mismos. La dignidad siempre ayuda para salir adelante en la vida, por ello es importante el conocer el gran poder que esta pequeña palabra tiene. ¡DIGNIDAD!.